Lutz Hachmeister (Miden-Renania Norte Westfalia, 1959) es uno de los analistas e historiadores de medios de comunicación más prestigiosos de Alemania. Trabajó como periodista en diarios como el ‘Süddeutsche Zeitung’, ‘Die Woche’ o ‘Der Tagesspiele’, así como en la revista ‘Der Spiegel’. Experto en investigar el pasado nazi, Hachmeister es también un alabado director de documentales, entre los que destaca el coproducido con la BBC en 2005 bajo el título ‘El experimento Goebbels’, donde el actor Kenneth Branagh pone voz a los diarios escritos por el maestro de la propaganda nazi.

Hachmeister, fundador y director desde 2005 del Institut für Medien-und Kommunikationspolitik (IfM) www.medienpolitik.eu, nos recibe en su despacho berlinés en unas mangas de camisa poco propias del interminable invierno que sufrimos e inmediatamente se arranca a mostrar su preocupación por la crisis financiera y los malos augurios que acechan a Europa. El encuentro se produce horas antes de que los ministros de Economía de la Eurozona impongan un corralito sin precedentes a los chipriotas para sufragar el rescate a sus bancos.
“No soy un experto en economía”, advierte el entrevistado, pero ahora mismo “todo el mundo sabe que el sistema ya ha explotado y va a ser muy difícil encontrar una solución en el continente europeo”, afirma sin haberse sentado y como prólogo a una conversación en la que no descartará conatos de violencia en esta Unión Europa (UE) recién nombrada Premio Nobel de la Paz.
– Tras cinco años de crisis económica, no augura buenos tiempos para la UE en los próximos años. ¿Hacia dónde cree que vamos?
No lo podría concretar, pero quizás todo el sector financiero europeo, y puede que también el político, explote en los próximos tres ó cuatro años. Existen claros signos de ello en países como España o Grecia, sobre todo, por los altos niveles de paro. Además, este aumento del desempleo también ha empezado a afectar a Francia al superar por primera vez en 14 años la tasa del 10% de desempleo. La crisis está en todos los lugares, no hay ningún sector ni país que se libre.
– ¿Y qué le parecen las medidas que está adoptando la UE para hacer frente a la crisis?
Creo que hay algunas propuestas razonables encima de la mesa como la de separar la banca comercial de la banca de inversión o la imposición de impuestos a las transacciones financieras. Contra estas últimas existe resistencia por parte de diferentes grupos de presión, entre los que se encuentra la City de Londres, que quieren que las cosas continúen como en los últimos 20 ó 30 años. Sin embargo, el poder de los hechos hace prever que tendrá que haber una mayor regulación del sistema financiero, ya que se está demostrando que no se puede construir la UE sin el control de organismos supervisores.
– Según sus previsiones de fuertes turbulencias en el sector financiero y en la política europea ¿Cómo cree reaccionarán los ciudadanos? ¿qué pasará en la calle?
Estamos inmersos en una larga y profunda crisis jamás conocida. Asistimos a una transformación de la economía global que traerá nuevos tiempos de pobreza. Por eso, estoy casi seguro de que habrá una especie de guerra en Europa. No me refiero a una guerra clásica con armas, aunque sí con conatos de violencia. Habrá gente que pierda todas sus propiedades y todo su dinero, y estos ciudadanos no van a limitarse a manifestarse en las calles.
– Por lo tanto, ¿cree que las manifestaciones que se han vivido en las calles de Grecia, Portugal o España pueden derivar en movimientos más violentos?.
El movimiento de los indignados en España, por ejemplo, resultó ser inofensivo. En ese caso pudimos comprobar que después de semanas de ocupación en la madrileña Puerta del Sol los banqueros casi llegaron a decir que les parecía gente muy amable y que se les dejara estar allí. En estos momentos asistimos a un periodo muy extraño porque la gente está esperando a que pase algo. Existe un silencio muy peligroso que se traducirá en violencia si la situación económica no se recupera milagrosamente y no creo que eso suceda pronto.
«LA CRISIS TODAVÍA NO ES LO SUFICIENTEMENTE PROFUNDA»
– ¿Por qué cree que eso no ha sucedido todavía?
La crisis todavía no es suficientemente profunda, Europa sigue emitiendo dinero para ayudar a países como Grecia y España, pero eso se va a acabar. Los países tienen que tener una economía real, producir, vender productos, aún vivimos en un capitalismo de consumo. Me pregunto cómo se va a solucionar esto.
– ¿Cree que la crisis puede acaban sacando a los alemanes a las calles?
Sí, absolutamente. En tres años o algo así podría pasar, sólo depende de la situación económica del mundo y de Europa. En Alemania todavía está funcionando el sistema de bienestar, pero si eso se rompe, no habrá diferencia con otro país europeo.
Hachmeister, gran conocedor de la historia de Alemania y con numerosos estudios sobre el Tercer Reich, señala los indicios de inestabilidad que se asoman a la primera economía europea recordando el triunfo en 2008 del partido izquierdista ‘Die Linke’ en las elecciones regionales de la próspera ciudad-Estado de Hamburgo, posición que revalidó dos años después. Un efecto que, destaca, también puede llegar por la derecha con figuras como la del fallecido líder ultraderechista del Partido de la Libertad de Austria Jörg Haider o como Geert Widers, líder del partido xenófobo holandés que accedió a formar parte de la coalición gubernamental. “Esto demuestra la rapidez con la que se pueden desarrollar estos cambios”, afirma el analista, quien puntualiza que este fenómeno es más “difícil” en España por el fuerte sistema bipartidista que rige la política.
«LA SUPUESTA FINANCIACIÓN ILEGAL DEL PP ES SIMILAR A LA DE LA CDU».
– ¿Conoce los casos de corrupción que afectan a la clase política española?
Estos casos son muy complicados de entender para un extranjero. Sin embargo, creo que la supuesta financiación ilegal que afecta al Partido Popular (PP) es algo similar a lo que pasó en Alemania en 1999 con la Unión Demócrata Cristiana (CDU por su siglas en alemán) y que afectó al propio ex canciller Helmut Kohl. Siempre es lo mismo.
– Sí, puede ser lo mismo, pero en Alemania los políticos involucrados dimiten o son defenestrados y en España lo normal es que se aferren al cargo a la espera de la resolución de procesos judiciales, que se delatan infinitamente en el tiempo. ¿Por qué cree que esta diferencia es tan grande?
Puede ser que la diferencia esté en que estos casos en Alemania pueden pasar, pero no es algo sistémico como ahora mismo en España. Alemania tiene muchos factores históricos que hacen que la población esté muy vigilante con el comportamiento de aquellos que ostentan el poder.
– En España sorprende ver cómo los políticos alemanes dimiten inmediatamente después de que surjan las sospechas sobre ellos. Como por ejemplo, el caso del ex presidente de la República Federal Alemana Christian Wulff, que renunció tras descubrirse que había aceptado gastos de 700 euros por parte de un empresario, o la renuncia de dos ministros por copiar en sus tesis doctorales. ¿Podría explicarnos cómo se llega a eso?
En el caso del pobre Christian Wulff, él mismo no podía imaginarse que iba a ser la víctima en un contexto en el que las más graves acusaciones de corrupción se concentraban en el sector financiero. En el caso más reciente de la ministra de Educación Annette Shawan, que tuvo que dimitir por no mencionar una fuente en su tesis doctoral redactada hace más de 30 años, está claro que su tesis no fue un trabajo brillante, pero no fue un crimen. La duda de cara a la opinión pública reside en si engañó a plena conciencia. De todas formas, se puede concluir que es el contexto lo que ha propiciado estas dimisiones.
«EN ALEMANIA HAY UN RENACIMIENTO DE LAS INSTITUCIONES TRADICIONALES»
– ¿Cuál es ese contexto?
Pues creo que la mejor interpretación es que existe un renacimiento de las instituciones tradicionales en Alemania. Una nueva conciencia en la sociedad sobre el papel de las universidades, de los inspectores fiscales, de los funcionarios de Estado, etc, y también de los partidos políticos tradicionales. La gente ha empezado a valorar más su papel a raíz de la crisis económica y de la libertad de la que goza el sector financiero.
– ¿Cuándo se propició este contexto?
Los inicios se pueden situar entre 2000 y 2001 cuando Alemania afrontó el debate sobre el futuro de su economía. Esta discusión llevó a la socialdemocracia de Gerhard Schröder, entonces en el Gobierno, a emprender numerosas reformas. A partir de ahí, muchos factores se unieron en un mismo momento como un sentimiento generalizado de inseguridad y la preocupación por el futuro del estado del bienestar. Esto provocó el desarrolló de una corriente que pedía más regulación y más poder en las instituciones del Estado. Podemos decir que el año 2005 fue el punto de partida de este fenómeno.
– Ese punto de partida que señala coincide con la llegada de Angela Merkel al poder. ¿Le concede usted la autoría de ese fenómeno?
Bueno, la canciller proviene del Este de Alemania, es una mujer muy racional y tiene horror a ser acusada de cualquier hecho cercano a la corrupción. Eso se vio con el caso de Annette Schavan, ya que a pesar de ser su amiga personal la dejó caer. Para ella es muy importante mantenerse alejada de sospechas y rodearse de un Gobierno lo más limpio posible. Todo puede pasar, pero los miembros del Gobierno de Merkel son bastante grises, creo que ninguno de ellos es realmente capaz de ser corrupto, simplemente, porque no tienen ni idea de cómo hacerlo.
– Por otro lado, los casos de presunta corrupción en el sector financiero y empresarial también aparecen continuamente en la prensa alemana. ¿Ha influido también esto en ese cambio de conciencia?
Por su puesto, el caso más paradigmático tuvo lugar en 2008 con la investigación y posterior condena del ex presidente del Deutsche Post Klaus Zumwinkel por fraude fiscal. Este proceso fue cubierto ampliamente por la prensa y supuso un gran cambio simbólico. Que un gran personaje de los negocios pudiera ser humillado por las administraciones públicas limó la tolerancia de la sociedad con los empresarios.
– Como experto en medios de comunicación, ¿cuál es el papel y la influencia de la prensa alemana en la toma de conciencia de la ciudadanía?
En Alemania la prensa aún tiene un gran poder para realizar sus propias campañas y tumbar a un político. Un fenómeno reciente que permite eso es que, a veces, distintos medios de comunicación trabajan juntos. Esto tiene su origen en los años 90 cuando se produjo un cambio generacional en el periodismo alemán. Antes se podía identificar a los periodistas por su afiliación a un partido u otro, eso ahora está casi desaparecido.
«DEBE DE HABER UN DEBATE EUROPEO SOBRE LA CORRUPCIÓN»
– ¿Qué puede hacer la UE para rebajar las desigualdades que existen entre los países del norte y del sur respecto a la corrupción?
Este fenómeno debería generar también un debate europeo. Debemos de tener unas reglas unificadas sobre ese tema en la UE. En términos políticos, debería desarrollarse una regulación europea sobre el control interno de los políticos. Por ejemplo, en Italia, Berlusconi podía ser primer ministro y a su vez el mayor magnate de la prensa. Ésto debería ser un completo escándalo. Si no se garantiza la completa separación de poderes en los gobiernos de los países, la gente no creerá en la UE.
– Sin embargo, mientras en países del Sur de Europa crece el euroescepticismo y el rechazo hacia las políticas de austeridad de Alemania, aquí, los expertos, analistas, etc, mantienen una férrea defensa de la UE. ¿Por qué cree que la opinión en Alemania hacia la UE es tan uniforme dados los tiempos que corren?
Las fundaciones e instituciones pro-europeas invierten mucho dinero en Alemania como resultado de la conciencia histórica y con la finalidad de mantener la estabilidad de la UE. Cuando estaba sola, Alemania provocó mucho dolor a otros países, por lo tanto, se fomenta el mantenimiento de un Estado fuerte pero dentro de un sistema de naciones. Esto resulta muy sano para los alemanes.
Después de una hora de entrevista, Hachmeister se despide no sin antes pedir colaboración para un proyecto que se trae entre manos bajo la financiación del multimillonario y filántropo inversor George Soros. El analista explica que está realizando un mapa de los medios de comunicación europeos por países y su relación con el poder. “En España existe un modelo casi matemático en la relación de los medios de comunicación con los diferentes gobiernos, esto supone un gran problema para conseguir la información correcta en el momento preciso”, explica el experto, quien muestra su preocupación por la “situación crítica” que atraviesa el periodismo de calidad en España. “Bueno, El País y El Mundo han sacado ahora este tema de los papeles de Bárcenas y eso puede significar que aún queda un resquicio de buen periodismo”.