Trump abre una nueva etapa en las relaciones con Rusia

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El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson y Vladimir Putin, durante un encuentro en Rusia en abril de 2012. REUTERS.

Nueva York/14 de diciembre de 2017/Publicado en bez.es

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, va camino de cumplir su promesa de campaña de cambiar por completo las relaciones con Rusia. La designación como secretario de Estado del máximo responsable de la petrolera Exxon Mobil, Rex Tillerson, con excelentes relaciones con el presidente ruso, Vladimir Puntin, supone abrir un nuevo «teléfono rojo» entre la Casa Blanca y el Kremlin.

Trump considera a Tillerson la persona idónea para ocupar este puesto por su experiencia en negociar con todo tipo de gobiernos extranjeros, pero muchos ven en él un nuevo conflicto de intereses en el seno de la futura Administración Trump. Si el Congreso no lo impide, la diplomacia estadounidense estará en manos de un petrolero con conexiones mundiales al más alto nivel.

Tillerson, de 68 años y sin experiencia política, ha desarrollado toda su carrera en el gigante petrolero, cuya presidencia ostenta desde 2008. En 2013, recibió la Orden de la Amistad de manos de Putin por su alianza con la empresa de crudo estatal Rosneft.

Tras conocerse su candidatura el pasado fin de semana, su biógrafo oficioso, el periodista Steve Coll, alertaba en un artículo en The New Yorker de que Exxon Mobile funciona como un estado dentro del estado con sus propias reglas de diplomacia internacionalen países como Rusia, Guinea Ecuatorial, Chad o el Kurdistán iraní. En muchas ocasiones, alejadas de los intereses de EEUU.

Como máximo ejecutivo de la petrolera, Tillerson se ha mostrado en contra de las sanciones impuestas por la comunidad internacional a Rusia por su anexión de Crimea (Ucrania) en 2014 y ha tratado de disminuir la importancia del cambio climático. Unas posiciones que coinciden con las mantenidas por Trump durante la campaña electoral.

Su elección llega, además, en plena polémica por la investigación abierta por la CIA por las interferencias de Rusia en las elecciones del pasado 8 de noviembre en favor de Trump y que el presidente electo ha calificado como «ridículas». La polarización del debate sobre Rusia ha llegado a su máxima expresión. Por un lado, están los que lo consideran el país enemigo por excelencia y, por otro, los que defienden un deshielo de las tensas relaciones mantenidas desde la Guerra Fría.

La primera batalla republicana de Trump

Esta dicotomía también está presente entre los miembros del Partido Republicano. Los senadores republicanos más duros con Trump, Marco Rubio (Florida), John McCain (Arizona) y Lindsay Graham (Carolina del Sur), han criticado la designación del petrolero por su conflicto de intereses y por su cercanía a Putin. Sus tres votos en contra serían suficientes para paralizar el nombramiento de Tillerson en el Senado. Esta circunstancia puede abrir la primera batalla entre Trump y los republicanos en el Congreso.

El más duro de los tres ha sido McCain al calificar a Putin como un «matón» y un «asesino» en quien no se puede confiar como lo ha hecho el petrolero. Rubio, por su parte, ha avisado en un comunicado de que su condición de «respetado hombre de negocios» no le hace apto para un puesto que requiere «claridad moral» para evitar los conflictos de intereses y trabajar por el interés de todos los estadounidenses.

Trump sí ha encontrado el apoyo a su decisión entre figuras emblemáticas del Partido Republicano como los exsecretarios de Estado, James Baker y Condoleezza Rice, o el exvicepresidente de EEUU bajo la presidencia de George W. Bush, Dick Cheney. «Es una elección inspiradora», ha declarado Cheney. Ellos sí que creen que la experiencia negociadora de Tillerson en el terreno privado para controlar los recursos energéticos de los países puede ser útil en el servicio público.

Buena sintonía desde Rusia

Desde el Kremlin, todo han sido buenas palabras hacia la designación del presidente de Exxon Mobil como secretario de Estado de EEUU. Fuentes del parlamento ruso, citadas por el corresponsal de la CNN Matthew Chance, han calificado la noticia como «extraordinaria» para la apertura de las relaciones entre los dos países. En Moscú le consideran un profesional y una persona «respetable» que no hará oposición a Rusia, sino que pondrá en marcha su pragmatismo, según las mismas fuentes.

A última hora de ayer, el diario The New York Times publicaba en su edición digital un extenso artículo con numerosos detalles, desconocidos hasta el momento, de cómo desde Rusia se hackearon los ordenadores del equipo de campaña de Hillary Clinton. La información revela que el FBI avisó en varias ocasiones a los demócratas del robo de la correspondencia electrónica de varios miembros de la campaña, entre ellos, la propia Clinton, y el jefe de campaña, John Podesta. Y cómo los espías filtraron después estos e-mails a Wikileaks, que los puso a disposición del público.

El presidente electo de EEUU ha optado, a pesar de todo, por poner al petrolero condecorado por Putin al frente de la secretaria de Estado. El nombramiento de Tillerson deja atrás una decena de nombres que optaban al puesto como el del exalcalde de Nueva York Rudolf Giuliani; el exembajador en China John Bolton; o el exdirector de la CIA David Petraeus. El gran perdedor ha sido el excandidato republicano a la presidencia Mitt Romney, que tras oponerse a Trump durante la campaña, cayó en la tentación del cargo y se reunió dos veces con el presidente electo. «Trump le entrevistó para torturarle», sentenció ayer el asesor del magnate Roger Stone.

 


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