
Nueva York/28 de diciembre de 2016/Publicado en bez.es
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, prepara desde su retiro navideño en el club privado de su propiedad Mar-a-Lago en Palm Beach (Florida) todo el intrincado legal para retirarse de sus negocios en favor de sus dos hijos mayores. No se sabe ni cuándo ni cómo hará efectivo el traspaso. La única certeza es que tendrá que hacerlo antes del próximo 20 de enero cuando jure el cargo en Washington.
Nunca antes en la historia de EEUU un presidente ha llegado a la Casa Blanca con tantos negocios personales. El imperio Trump se extiende por más de una decena de países. Hoteles, clubs de golf y edificios de viviendas son sus principales activos nacionales e internacionales. La gestión de la mayoría de ellos depende de acuerdos con gobiernos o administraciones que pueden poner al próximo inquilino del Despacho Oval ante una avalancha de conflictos de intereses.
El primer aviso se lo ha dado un grupo de congresistas demócratas que le piden que abandone la gestión del hotel inaugurado en septiembre en Washington por la familia Trump casi al completo. El lujoso establecimiento, situado en la misma calle que la Casa Blanca, está alquilado al gobierno federal, lo que supondría una incompatibilidad para el presidente de EEUU.
La Trump Corporation, matriz del grupo, no se ha pronunciado al respecto. Mientras, el presidente electo ha puesto en marcha la maquinaria de la transición del imperio familiar y ha ganado tiempo al asegurar que abandonará totalmente sus negocios en favor de sus dos hijos Donald J. y Eric Trump. Pero la fórmula de cómo lo hará sigue siendo todo un misterio. También lo es el alcance de sus empresas. Así como su declaración de la renta, que se ha negado a presentar rompiendo así cuatro décadas de tradición presidencial.
El pasado 15 de diciembre, desconvocó a última hora la rueda de prensa en la que iba a explicar su retirada. Desde entonces, sólo se ha comunicado a través de la red social Twitter para atacar a la ONU, decir que EEUU debe expandir su capacidad nuclear y felicitar las Navidades, así como el Hanukkah judío, entre otros de sus mensajes.
El imperio Trump
La información sobre las propiedades inmobiliarias de la Trump Corporation está disponible en la página web del grupo empresarial. Lo que se desconoce es el estado financiero de los negocios de la próxima familia presidencial, así como el número de acciones que poseen en fondos extranjeros. Trump posee 28 edificios, ocho hoteles y doce campos de golf repartidos por la geografía estadounidense. Su imperio internacional se expande con edificios y hoteles en Turquía, Panamá, Corea del Sur, Canadá, Filipinas, India y Uruguay. También posee un campo de golf en Irlanda, dos en Escocia y otros dos en Dubai.
Bajo el paraguas de la Trump Corporation también se incluyen negocios televisivos, como la producción de su programa The Apprentice; una agencia de modelos, la gestión de restaurantes, de pistas de patinaje sobre hielo, como la de Central Park; y la venta de todo tipo de merchandising, como muebles, perfumes o libros sobre el presidente electo y su familia.
Pero lo que más preocupa son los conflictos de interés que sus negocios puedan provocar con los diferentes gobiernos. Desde que ganó el pasado 8 de noviembre, tanto Trump como sus hijos se han reunido con varios líderes extranjeros y socios inmobiliarios. Esto ha avivado el debate sobre la incompatibilidad del cargo con la gestión del imperio empresarial y ha lanzado a la prensa estadounidense a tratar de desentrañar la maraña de negocios del presidente electo.
La sucesión
The New York Times ha publicado esta semana una serie de artículos en los que se adentra en el conglomerado empresarial del presidente electo y da varias pistas de cómo se está desarrollando la transición. El diario neoyorquino apunta a que serán los dos hijos varones de Trump, Donald Jr y Erik, los que se hagan cargo del negocio, y su hermana y vicepresidenta de la compañía, Ivanka Trump, la que presente su dimisión junto al propio Trump para trasladarse a Washington como asesora de su padre. Su marido, Jared Kusher, pieza clave en la transición, se perfila como la mano derecha del presidente.
Según esta información, el resto de la cúpula del imperio Trump, formada por fieles al magnate con una larga trayectoria dentro de la organización, completará el cuadro de mando del negocio. Entre ellos se encuentra Matthew Calamari, actual jefe de operaciones, que entró en la compañía como guardaespaldas; Ronald C. Lieberman, responsable de desarrollo, que lleva una década a las órdenes de Trump, o Michael Cohen, conocido como el pit bull por su agresiva defensa del jefe ante la prensa.
La ley no obliga a Trump a dejar de lado su empresa. Otros presidentes lo hicieron al situar a un blind trust o fideicomiso ciego, un administrador para gestionar sus asuntos durante su mandato. Trump puede hacer lo mismo, pero, según sus propias palabras, la cesión recaerá en sus hijos, lo que no alejará los conflictos de intereses del Despacho Oval. La otra opción, vender todas sus propiedades, no parece estar entre sus planes.
“Aunque no estoy obligado a hacerlo por ley, creo que visualmente es importante, como presidente, que en modo alguno haya un conflicto de interés con mis varios negocios. Por tanto, se están preparando los documentos legales para sacarme totalmente de las operaciones de negocios. ¡La presidencia es una tarea más importante!”, dijo Trump, el pasado 30 de noviembre en Twitter.
Fin de la Fundación Trump
El único gesto de retirada lo realizó en día de Nochebuena al anunciar la disolución de su fundación caritativa, que se encuentra bajo la lupa de la fiscalía por un posible uso personal de los fondos. “Para evitar la apariencia de cualquier conflicto de interés con mi papel de presidente, he decidido continuar promoviendo de otras formas mi fuerte interés en la filantropía”, explicó el republicano en un comunicado, en el que aseguró que el «100%» de los fondos han ido a actividades de caridad.
Esta concesión del presidente electo para evitar la confusión entre negocios públicos y privados fue ayer protagonista de sus dos únicos tuits del día. Trump defendió en la red social que todo el dinero recibido de donaciones particulares, incluidas las suyas propias, fue destinado a la caridad y acusó a la prensa de no informar sobre ello. «Pruébalo», fue la primera contestación que recibió de una de sus seguidoras.