Ford se convierte en la primera automovilística en ceder a Donald Trump

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Trabajadores de la planta de Ford de Flat Rock (Michigan) escuchan el anuncio del presidente de la automovilística, Mark Fields. REUTERS.

Nueva York/5 de enero de 2017/Publicado en bez.es

Ford Motors se ha convertido en el primer fabricante de coches en sucumbir a las amenazas de Donald Trump. Diecisiete días antes de su llegada a la Casa Blanca, la automovilística ha cancelado la construcción de una planta en San Luis Potosí (México), a cambio de destinar 673 millones de euros a la fabricación de coches eléctricos en su planta de Flat Rock (Michigan). La firma de aire acondicionado Carrie fue la primera en ceder.

La inesperada decisión del segundo fabricante de coches de EEUU ha sido interpretada por los expertos como un gesto simbólico hacia Trump antes de su llegada a la Casa Blanca. Un paso adelante por parte de la compañía para ganar posiciones ante futuras negociaciones del pago de aranceles por sus importaciones desde países como China y México.

El futuro presidente de Estados Unidos amenazó durante la campaña a Ford, en concreto, y a las grandes corporaciones estadounidenses, en general, con la imposición de un arancel del 35% a las importaciones desde estos dos países. «El presidente tiene la autoridad para hacerlo después de consultar con el Congreso», explica a la revista Forbes Linda Lim, profesora de Estrategia de la Universidad de Michigan.

Pero desde su triunfo en las elecciones, muchos observadores han detectado que ese porcentaje intimidatorio de Trump es tan solo una puja de apertura de las negociaciones para la imposición de los aranceles.

El propio presidente y director general de Ford Motors, Mark Fields, así lo ha reconocido al confirmar contactos con el equipo de transición, así como que él mismo llamó al presidente electo para comunicarle la cancelación mexicana.

Con esta decisión, la automovilística sienta un precedente ante otras compañías, como su competidora General Motors, que se han negado a sucumbir a las amenazas del presidente electo. «Como compañía tenemos que asegurarnos de hacer lo mejor para la empresa y sus accionistas. Por otro lado, también tenemos que tener buenas relaciones con el gobierno, como hemos hecho desde tiempos de Teodore Roosevelt, para contribuir a la economía del país», explicó Fields a la cadena CNBC. Trump dio las gracias a Ford con otro mensaje en Twitter.

Golpe para México, mínimo beneficio para EEUU

La decisión de la automovilística hace un daño relativo a México y aporta un beneficio mínimo a EEUU. El país latinoamericano pierde una inversión de 1.600 millones de dólares y la creación de 2.800 empleos en 2020 para la cadena de montaje de los modelos Ford Fiesta, Ford C-Max y Ford Focus. Pero mantiene las tres plantas de ensamblaje ya existentes. La cotización del peso mexicano cayó el martes a mínimos tras conocerse la noticia.

Su vecino del norte recibirá 700 millones de euros adicionales para la construcción de coches eléctricos en su planta de Michigan, la ampliación de las líneas de ensamblaje del Mustang y el Lincoln Continental, lo que generará 700 empleos.

Ford tiene, en total, tres plantas de ensamblaje en México, y dos en China. Sobre la fabricación en estos dos países se cierne la amenaza de Trump a las empresas estadounidenses. La incógnita está en la posición que tomará el futuro gobierno de EEUU con los vehículos que se fabrican en otros lugares como Panamá, Brasil, Venezuela, India, Tailandia o Vietnam, entre otros, en el caso de Ford.

La amenaza a General Motors

Si Trump amenazó a Ford con el impuesto fronterizo el pasado mes de abril, horas antes del anuncio de la cancelación de su planta en México, lo hizo con General Motors, el primer fabricante de automóviles del país.

«General Motors está enviando un modelo hecho en México del Chevrolet Cruze, a concesionarios de coches estadounidenses sin pagar impuestos a través de la frontera», dijo el presidente electo de EEUU, siguiendo la misma pauta.

Pero la contestación de General Motors fue muy diferente a la emprendida por Ford. En un comunicado, el fabricante de coches desmintió al explicar que todos los sedanes Chevrolet Cruze vendidos en Estados Unidos se fabrican en el país, en concreto, en la planta de Lordstwon en Ohio.

Ahí quedó todo. Por el momento. Mark Barra, presidenta y directora general de General Motors, forma parte de los 16 empresarios nombrados por Trump para su equipo de política económica. Pronto la tendrá como consejera en la Casa Blanca.

La primera víctima de Trump fue la firma de aire acondicionado Carrier. Tras las amenazas durante la campaña, Carrier anunció a finales de noviembre que no moverá 1.000 puestos de trabajo de su fábrica de Indianápolis (Indiana) a México. A cambio, el estado de Indiana le otorgará incentivos fiscales por 7 millones de dólares durante los siguientes 10 años. A pesar de este acuerdo, la compañía sigue adelante con sus planes de llevar a México otros 1.300 empleos.

La gran batalla del futuro inquilino del Despacho Oval la tendrá con el gigante tecnológico Apple. Trump ha desafiado en varias ocasiones a la compañía con obligarle a fabricar sus dispositivos en EEUU y pidiendo el boicot a sus productos. La única respuesta que ha recibido del presidente ejecutivo de la compañía, Tim Cook, está en una carta enviada a sus empleados tras las elecciones. Sin mencionarle, Cook pidió unidad y avance ante lo sucedido.

 

 


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